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24 de octubre de 1999

LOS SUEÑOS FÁUSTICOS QUE SE HACEN PÚBLICOS ACOSTUMBRAN CONVERTIRSE EN RECETAS, y es una ley universal que toda receta siempre fracasará si trata de convertirse en ley universal.

¿Escribir todo esto, entonces, hacer público mi desamor y mi amargura, agonizar en un escaparate?

¿No es acaso una traición, una rendición?

Sí: es mi debilidad, mi proyecto de figuración y por lo tanto mi fracaso... Si fuese capaz de conservar el amor tal como lo sueño, no escribiría nada.

No haber tenido que escribir nada: ese sí sería un triunfo.

No necesitar que el mundo nos apruebe, o al menos que nos vea el tiempo necesario para decidir ignorarnos y destruirnos.

La libertad es no requerir la aprobación del mundo, ni seguir sus órdenes asesinas.

Por eso solo imagino una opción sensata para vivir en el mundo sin ser parte de él: refugiarnos inadvertidos en medio del caos que nos lleva, flores hermosas encubiertas en esta tromba que hoy arrasa con todo.

Silencio, que el silencio se pose en los labios como una mariposa.


[4:14 p.m.]

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