ESO QUE UNO LLEGA A LLAMAR SU “VIDA” SIEMPRE ES ALGO INDEFINIDO, como los otros, cualquier otro, y el mundo, que nunca son cosas precisas, fijadas en el tiempo, inmutables: la única manera en que podrían tener identidad.
Un día despertaré y tendré cuarenta años. Ese día pensaré: ayer tenía veintidós y soñaba.
Pero no soy yo quien inventa este mundo en el que estoy metido como un puñal en su vaina.
[8:02 a.m.]
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6/12/07
06 de febrero de 1999
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