QUISIERA ENTENDER POR QUÉ NECESITO TANTO DESPEDAZARME, por qué por épocas me domina este afán de autodestrucción, esta necesidad de que se me rompa humillantemente la boca. ¿Algo me predispone a ser mártir? ¿O imbécil? ¿Por qué empeñarme en amar a quienes me dañan y rechazan? ¿Por qué tengo que amar a todo el mundo, al mundo mismo, como si fuera un buitre o un cerdo devorando despojos y podredumbre?
Quisiera, tan solo, que el mundo fuera decente, que las personas se quisieran de verdad, que la ternura siempre fuera sincera; que, como decía Camus, el único crimen fuera hacer sufrir, y que también por él pudiéramos redimirnos. —¿No lo explica esto todo? ¡Leer a Camus mientras se padece de angustia adolescente! ¿Remedio o veneno?— Y quisiera no verme poseído de amargura, cuando a la vez me lleno de gozo en esos raros momentos en que tengo plena consciencia de estar vivo. ¿Cómo es posible amar y sentir tan intensamente la vida, y al mismo tiempo estar impregnado de dolor y de repugnancia? ¡Quisiera tantas cosas! Pero quizá la única sabiduría posible sea aprender a vivir con tantas otras cosas que no se quie-ren, ni pueden llegar a quererse.
¿No estamos todos malditos? La experiencia fundamental es la insatisfacción.
Y sin embargo no deja de ser glorioso poder cubrirse de sol y desnudarse bajo el sol, con alguien, enternecidos.
[6:30 a.m.]
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9/11/07
04 de noviembre de 1998
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2 comentarios:
Pues claro que merece la pena, tú tienes un don fundamental muy desarrollado, que es la capacidad de amar, si puedes conservarla, la vida y la belleza, muy pronto, te colmarán de atenciones, y el amor que diste te envolverá. Un saludo y espero que puedas visitarme.
Gracias por la visita, lanobil.
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