2/4/08

16 de enero del 2000

DOS VOCES, una entrecortada. El viento armado de polvo.

Una mano suelta otra mano.

Silencio. Tres trazos sobre el papel blanco. Una letra o un símbolo.

Amenaza una lágrima. El aire parece serrín.

La mirada fija en el espacio entre las cosas. Las manos se empalman de nuevo. A él lo vence el sueño. El autobús avanza entre la niebla de polvo. El sol, apenas un manchón naranja. El bochorno. El cuaderno se resbala y cae al suelo. Algo pasa: la algarabía de la multitud, las palabras explotan en su sueño o se visten o bailan, una joven se enmascara, es un carnaval, la rodean títeres enfervorizados y abusan de ella, ella no reconoce su propio dolor: cuál es la mano del verdugo, cuál es la suya.

Él sostiene su mano a través de la noche. El viento silba como una flauta tocada por alguien que no sabe tocar.

Despierta abatido. Ella no duerme, su mirada es un agujero. Una laguna, el reflejo del cielo. Amanece: ráfagas de luz entre colinas ennegrecidas.

[9:46 a.m.]

_ _ _

No hay comentarios: