28/4/10

23 de octubre de 1999

LA TIERRA ES UN ENCIERRO CASI PERFECTO. Afuera, el vacío de la eterna noche intergaláctica. Las estrellas aparentemente inaccesibles… Pero con el tiempo suficiente el cáncer se extendería hasta los confines del universo… O quizá solo hasta que dos o tres o varios construyeran en silencio otro mundo dentro del mundo, sin dejarse ver jamás; y respondieran susurrando, lejos de los ojos vigilantes y de las garras castigadoras; y defendieran la intimidad tanto como la vida, como necesidad de la vida... Harían de sus habitaciones tiernos universos eróticos, y a veces serían multitudes embelesadas ante la posibilidad arcaica pero nunca acaecida de quererse de verdad, liberados ya de toda psicopatología de la vida cotidiana y de trampas mortales como la envidia o los celos y los egos posesivos...

Su principal afecto será la ternura. Los veo en la distancia más próxima. Se abrazan, se acarician, se miran, se besan, conversan, duermen, se comparten casi sin ninguna violencia, y en las mañanas en balcones relucientes desayunan entre sonrisas, juntos, protegidos, animándose y animados porque no morirán solos. Aquí, por primera vez, sus vidas ya no serán desiertos.

Sueño. Al menos estarán de acuerdo en que tengo derecho de soñar lo que me reviente la gana. Ustedes, los jueces, pueden irse al diablo, o con él, que de todos modos aparece en cada esquina, evangelizando para el futuro, construyendo más autopistas hacia el progreso, expandiendo su averno virtual como un hormiguero hirviente donde todo está iluminado con la misma energía del fuego. ¡Ingenuos! ¿De dónde podría haber robado el fuego Prometeo sino del infierno? ¿Y no era Lucifer el ángel más bello? Hoy lo tendríamos apabullante en las pasarelas y en los comerciales, vestido con los mejores trajes, arrullándonos con una voz de querubín castrado y una mirada de luciérnaga. ¿A quién, más que a él, le convenía que aprendiéramos a diferenciar tajantemente entre el bien y el mal?

Refugios, entonces, pactos secretos: conciliábulos de amor contra el mundo.

Querernos entre todos sin tener que matarnos de tanto querer...

Cuando sepamos cómo lograrlo. Eso es todo, cuando sepamos eso. Muchas personas se unirán y se querrán de verdad y nadie sabrá qué quiere decir eso, solo ellas, pacíficas, con una ternura indecible en sus manos y en sus ojos, livianos y aliviados.


[4:12 p.m.]

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